viernes, 3 de julio de 2009

Viernes por la tarde

Que calor! El termómetro marca treinta y dos grados centígrados, pero en mi cuarto se siente como treinta y nueve. Todas las ventanas están abiertas en espera del deseado viento que nunca llega. Me asomo a una de ellas y observo el panorama. A la izquierda, el viejo jubilado regando con tremenda parsimonia las macetas del balcón. Siempre lo hace, por la mañana y por la tarde con el mayor cuidado y esmero del mundo, como si en ello se le fuese la vida. Justo enfrente, abajo, encontramos a la pareja gay cocinando y charlando. Arriba a la derecha, la solterona que se la vive leyendo recostada en la cama todas las noches. Enfrente, abajo, junto a los gays, encontramos a los matrimonios jovenes rodeados de chiquillos por todos lados. Enfrente, pero arriba, hayaremos a los matrimonios no tan jovenes, con señores sin playera por la casa, mostrando el resultado de la alta ingesta de tapas y cañas de los ultimos 30 años. Al centro de todos los edificios, la piscina atestada de gente. Es un precioso verano en Madrid.

Al salir hoy del trabajo, decidí pasar a arreglar unos asuntos pendientes con el RENFE, el servicio de trenes. Después de una hora en metro, llegué a la estación. Primera fila, esperar, sellos. Hay que ir a la otra fila. Tomo un ticket, tiene el turno 327, hay 120 clientes antes de mi turno. Para hacer tiempo, voy por un emparedado y un jugo. Regreso, van en el 210. El hambre entra al escenario y empieza a presionar. Son las 7 de la tarde y no he probado bocado. Conozco un restaurant hindú con terraza no muy lejos de aquí, y muy económico. Terminaré otro día este trámite, el hambre es primero.

Algunos mexicanos deberían salir del país. Que bueno que este ya lo hizo. No puedo evitar escuchar la plática de la mesa de al lado. Es un mexicano que se siente canadiense. Está hablando pestes de México. Está hablando pestes de España. Nada es tan seguro como Canadá. Canadá por aquí, Canadá por allá. Cuando le han preguntado de donde es, ha dicho "de Canadá". Se dá palmaditas en su propio orgullo diciendo que su padre es un señor muy rico en México pero que el aquí es un latino más. Es un hijo de papi. El español le sigue el juego, yo creo que por no quedar en mal. El "canadiense" se esta quejando de los que se quejan en Mexico. Que curioso. Por mi parte digo que tampoco se trata de pensar que todo esta bien en México, no, no confundamos. La realidad es que hay mucho por hacer. Pero lo que no tolero son los mexicanos que apenas conocen un par de ciudades en el extranjero y ya se sienten hombres de mundo y hablan de las cosas con toda erudicidad, y hasta se sienten avergonzados de México, lo niegan, se burlan de los latinos y ya se sienten "europeos" o "canadienses". Soy mas de la idea de Bunbury "los nacionalismos, que miedo me dan". No sería más fácil si solo dijeramos, Hola soy fulano y soy del mundo?

Terminé mi platillo hindú, con mucho curry, pero bastante bueno. No puedo seguir oyendo al tipo de al lado. Ha hecho que la comida me siente mal. Así que me marcho tan pronto termino y para hacer la digestión, camino hacia el parque de lavapiés. Me encanta el barrio de lavapiés. Tiene ese aire hippie-alternativo-ecológico-cultural-globalizado. Hay gente de todas partes del mundo: Senegal, Perú, Mexico, Madrileños, muchos Hindus, chinos, marroquis, judios, nigerianos. Es un conglomerado de tribus de inmigrantes de todas partes del mundo concentrados en un área no mayor de 4 kilometros cuadrados. Eso enriquece la cultura del lugar. Me siento a leer mientras observo la gente en el parque. En cierto modo cada quien va con su historia, sus prisas, sus pensamientos, sus preocupaciones y cada quien a su paso. Los viejos jubilados me hacen compañia en las bancas observando a la gente pasar. Hay un taller cultural de verano para niños y una batucada a punto de empezar, justo en el centro del parque. Cuando empiezan los tambores, la gente aminora el paso, dan un vistazo y se detienen. Poco a poco la concurrencia aumenta hasta que se ha formado un circulo bastante amplio. No puedo evitarlo y quiero bailar. Es pura Samba. Algo tenemos los latinos que cuando sentimos un ritmo alegre, movido, no podemos evitar mover el pie, empezar a sentir la sangre hervir y querer entregarse al baile. Bueno, tal vez no todos los latinos, no hay que estereotipar, pero si algunos como yo. Con gusto me iría de fiesta! Empezaría aquí, a bailar samba con aquellas chicas de enfrente, luego compraría unas cervezas, las tomaríamos en la calle, al ritmo de la batucada. Como a las 2 a.m. estaríamos por huertas en algun bar o antro y terminaríamos desayunando unos churros con chocolate a eso de las 6 o 7 a.m. Pero no, hoy no. Mañana parto para Ávila, a la aventura viajera (es un pueblo a una hora de Madrid, no es mucho tiempo). Otro día será.

From Drop Box


La batucada se llama BLOCO DUM DUM. Disponibles para contrataciones ;)

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